Hace poco, en una reunión con proveedores de software de gestión, preguntamos a los asistentes si estaban aprovechando el Kit Digital y cómo iba la iniciativa. En general nos dijeron que está despertando mucho interés y generando una demanda en microproyectos de inversión (los bonos o subvenciones del programa van de los 2.000 a los 12.000 euros, dependiendo del tamaño de la pyme) que antes no existía.
Pero a partir de ahí, llegaron las críticas. El proceso para los agentes digitalizadores está siendo “más tedioso y complejo”. “Se ha hecho mal desde el principio”. “El diseño es muy contradictorio”. “El método de solicitud es confuso”. “Hay empresas de desatrancos que se han hecho agentes digitalizadores”. “Nadie ha cobrado hasta la fecha por los proyectos”. “Los importes del programa son ridículamente bajos”. "Las grandes telecos se lo están llevando todo"… Son comentarios duros en algunos casos, pero generalizados.
Es indudable que el Kit Digital es la iniciativa de financiación más ambiciosa de la historia de este país para la digitalización de las pequeñas empresas. Desde siempre se ha hablado de la necesidad de modernizar tecnológicamente a la pyme, pero nunca antes se habían movilizado tanto dinero y recursos destinados a las compañías de menor entidad, que son el verdadero agujero de productividad de la economía española. Y por eso hay que entender que hacer funcionar el Kit Digital no es tarea fácil.
Pero dicho esto, y con la experiencia acumulada desde que se anunció el programa, en noviembre de 2021, se puede decir que la implantación está siendo claramente insatisfactoria. Sobre todo para los proveedores y canales de tecnología que se han dado de alta como agentes digitalizadores, y que son los que tienen que llevar las soluciones subvencionadas a las pymes y asegurarse de que estas les sacan partido y mejoran su productividad, que es el fin último de este gasto.
Red.es saca pecho y dice que ha puesto inteligencia artificial (robots de software) para que el proceso para las pymes sea muy rápido. Presume de que las empresas que piden el bono no tardan más de tres o cuatro semanas en confirmarlo. También alardea de que se ha eliminado el papel y todo es telemático. Y, efectivamente, se puede decir que para una pyme pedir la subvención del Kit Digital no es una odisea, al menos. Sobre todo si esa empresa se ayuda de un agente digitalizador o de “un representante voluntario”, una figura pensada para guiarla por la burocracia que se genera y a la que se han acogido muchas asesorías y despachos de todo el país.
Sin embargo, el verdadero problema está en la gestión de los agentes digitalizadores, que son esas más de 9.000 empresas del sector tecnológico que han apostado por el Kit Digital para hacer negocio y ganar clientes. En un primer momento, durante el año pasado el mismo runrún sobre la puesta en marcha del programa ya paró el mercado durante meses. Las empresas prefirieron congelar muchas inversiones en espera de la llegada de los fondos.
Ahora, con las tres convocatorias ya en marcha, la otra gran contrariedad está en los cobros. Los agentes han destinado recursos humanos y tecnología, pero siguen sin ver un euro por los proyectos. A principios de octubre, Alberto Martínez Lacambra, director general de Red.es, aseguraba que hasta 2.500 agentes ya habían conseguido contratos del Kit Digital. Y que en ese momento se habían firmado más de 25.000 acuerdos de servicios. Pero admitía que solo se habían hecho 200 pagos por los despliegues. Un cifra pírrica. El verdadero cuello de botella del Kit Digital está en los pagos a los agentes digitalizadores, que, por este motivo, también sufren mucha tensión en su tesorería y circulante.
A estas alturas ya están lanzadas las tres convocatorias del Kit Digital (la última, la que cubre a las micropymes de hasta dos empleados y a los autónomos se puso en marcha el pasado el 20 de octubre). Por lo tanto, ya está cubierto todo el espectro de pymes que tendrán derecho a las ayudas. Inicialmente se ha dotado a estas convocatorias con 1.500 millones de euros, que se irán repartiendo según se vayan presentando y validando las solicitudes. Y es previsible que los otros 1.500 millones de euros que quedan por repartir se canalicen a través de ampliaciones de las convocatorias ya en marcha.
Esperemos que la maquinaria puesta en marcha por Red.es acabe de engrasarse en lo que queda de año y en 2023 para que los miles de proveedores y distribuidores de tecnología de todo el país que se han hecho agentes digitalizadores no acaben con la sensación de que el Kit Digital ha sido un tomadura de pelo y una oportunidad perdida. Y para que, como está pasando en otros ámbitos, los generosos fondos europeos no queden sin gastar, lo que sería un verdadero fracaso para el país.