Mejorar el rendimiento de un ordenador, ya sea sobremesa o portátil, de manera directa, sencilla y económica, pasa actualmente por sustituir el disco duro tradicional por una unidad SSD. Al precio que podemos encontrarlas actualmente, es una solución ganadora y que no requiere de un esfuerzo importante ni desembolso destacado. Al menos para la mejora que obtenemos a cambio. Por ejemplo en un portátil con más de siete años y al que hemos dejado como nuevo con ayuda de un SSD de apenas 50 euros.
Ventajas de un SSD frente a un disco duro
Al pensar en cambiar un disco duro clásico por un SSD lo primero que nos viene a la cabeza es la mejora de velocidad que obtendremos. Pero no es la única.
A los tiempos de acceso muy reducidos y transferencias a la máxima velocidad, que nos permiten ejecutar aplicaciones con más rapidez o copiar/mover archivos con más celeridad, hay que sumar que estamos hablando de unidades basadas en memorias flash que no disponen de partes móviles, por lo que son más fiables y resistentes. Esto hace que las caídas de los equipos no supongan un riesgo para los propios datos (si el SSD no resulta dañado, claro).
Sobre la fiabilidad con el tiempo y GB de escritura, como ya comentamos en el análisis del SSD Blue de WD, salvo casos muy concretos, cambiaremos de equipo o unidad antes de que la actual empiece a fallar.
Los SSD son también discos silenciosos en su funcionamiento, y con un consumo muy reducido respecto a los HDD clásicos, al no requerir movimiento de parte alguna. Con el avance en la capacidad con la que podemos conseguirlos sin que la diferencia de precio sea muy grande respecto a los discos clásicos y una creciente fiabilidad, no hay motivo para no contar con un SSD en nuestro sobremesa o portátil salvo casos muy concretos.
Diferencias de velocidad entre SSD y un disco duro
¿Todavía no has quedado convencido de las ventajas de los SSD en tu sobremesa o portátil? En Xataka hemos estado unas semanas ejecutando juegos, probando programas y realizando tareas habituales con un portátil con unos cuantos años a sus espaldas, tanto con un HDD clásico como unidad principal, como con un SSD.
El resultado es una comparativa en velocidad de ejecución de software y tareas entre un mismo PC con un disco duro clásico o un SSD.
Para completar la prueba hemos realizado la misma acción pero con un equipo actual y dedicado al gaming. Así podremos valorar para qué tareas en concreto resulta más beneficioso optar por un SSD tanto en equipos antiguos como en los más actuales.
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